Desde hace meses vienen apareciendo en redes sociales y en algunos medios de comunicación informaciones sobre los vuelos de los aviones del 45 Grupo de Fuerzas Aéreas a la Republica Dominicana. Las decenas de aterrizajes y despegues desde el aeropuerto de Santo Domingo de los aviones que el Ejército del Aire y el Espacio dedica a las misiones de transporte de las autoridades del Estado, entre otras muchas misiones como las evacuaciones médicas o el transporte de tropas, han despertado toda clase de teorías más o menos disparatadas. El gobierno tampoco se ha mostrado muy hábil a la hora de explicar estos vuelos.

Fuetes del Ministerio de Defensa a las que hemos consultado nos confirman lo que todos en el mundillo aeronáutico conocen. La explicación es mucho más prosaica que cualquiera de estas teorías. Desde los años sesenta, en que nuestra aerolínea de bandera, Iberia, empezó a volar de manera regular a Hispanoamérica, se vio la necesidad de establecer una base para escalas de mantenimiento en algún lugar estratégico desde el que enlazar con España y con la mayor parte de los aeropuertos del Caribe, Centroamérica, sur de Estados Unidos y zona norte del subcontinente suramericano.

El aeropuerto elegido fue el de la ciudad de Santo Domingo, capital de la República Dominicana y a medio camino de muchas de esas rutas que hace cincuenta años empezaba a volar Iberia. Allí se construyó lo que se denominaba una Escala. Consistía en unos hangares en los que trabajaban empleados de Iberia destinados allí de manera más o menos temporal junto con otros contratados directamente en el país caribeño.

Con el paso de los años y la llegada de las corrientes que abogaban por la externalización de las áreas de negocio secundarias de las empresas, Iberia se deshizo de estas instalaciones, vendiéndolas a otra empresa, pero siguió, y sigue actualmente, usando la Escala para las mismas funciones para las que se construyó en los años sesenta.

El Ejército del Aire y del Espacio, de donde por cierto procedían muchos de los pilotos que volaban en Iberia, algo que sigue sucediendo aunque en menor medida, comenzó a volar de manera frecuente al continente americano en los años ochenta con la llegada de los aviones DC-8. La estrecha relación con Iberia desembocó, como era lógico, en que nuestra fuerza aérea adoptara la misma solución y comenzara a utilizar la Escala de Iberia en el aeropuerto de Santo Domingo cada vez que debía realizar uno de esos larguísimos vuelos intercontinentales.

Desde entonces, hace más de cuarenta años los aviones del 45 Grupo han sido unos habituales de estas instalaciones de mantenimiento caribeñas. Tras la retirada de los DC-8, los Boeing 707 y actualmente los Airbus A-310 han tomado en Santo Domingo infinidad de veces. El buen hacer de los técnicos dominicanos los ha hecho acreedores de la confianza de nuestros aviadores hasta la actualidad.

Por poner un ejemplo reciente, el Airbus A-310 que trajo a al rey Felipe VI de vuelta a España desde El Salvador el pasado 2 de junio, tras asistir a la toma de posesión del presidente Bukele, tenía como avión reserva, por si surgía cualquier problema técnico con el primer avión, un Falcon 900, también del 45 Grupo de Fuerzas Aéreas. Este último, en el viaje de regreso a España, por motivos de autonomía, hizo una primera parada en la Escala de Santo Domingo, antes de cruzar el Atlántico y saltar hasta la base aérea portuguesa de Lajes, en las islas Azores, desde donde voló directamente hasta su base en Torrejón de Ardoz.

Decenas de vuelos como estos explican las numerosas visitas de los aviones del Ejército del Aire y del Espacio a la República Dominicana, tripulados por los integrantes del 45 Grupo de Fuerzas Aéreas, que realizan su trabajo con profesionalidad, eficacia y discreción.

Comparte este artículo

Categorías

Otros artículos de interés