La Patrulla Águila pone punto y seguido a 40 años de historia de la aviación española
Este fin de semana hemos tenido la oportunidad de volar en un C-295 del Ala 35 desde Getafe
a San Javier, invitados por el Ejército del Aire, para asistir al festival aéreo Aire25. El domingo
han volado por última vez los CASA C-101 de la Patrulla Águila. Ha sido la última oportunidad
de ver en vuelo un avión que ha marcado época en el Ejército del Aire y en la industria
aeronáutica española. Atrás quedan 40 años formando a los pilotos de nuestra fuerza aérea y
pintando los cielos de España con nuestra bandera, en un avión diseñado y construido en
España por una empresa totalmente española, Construcciones Aeronáuticas (CASA).
Pero el final de la vida operativa de su montura, el CASA C-101, no es el final de la Patrulla
Águila, que aunque ha sido disuelta oficialmente, ha iniciado la transición al avión de
enseñanza Pilatus PC-21. En unos años resurgirá a lomos del avión de fabricación suiza en el
que se forman actualmente los pilotos del Ejército del Aire y del Espacio, y que el curso que
viene pilotará la Princesa de Asturias.
El sábado, el rey Felipe VI tuvo la oportunidad de volar en un PC-21 para comprobar de
primera mano las prestaciones del avión en el que inician su formación los pilotos del Ejército
del Aire.
El PC-21, más que solo un avión, es un completo sistema de enseñanza, como nos resaltan
nuestros aviadores, que incluye varios tipos de simuladores y que es utilizado por algunas de
las fuerzas aéreas más punteras, como la USAF (que utiliza una versión construida en EEUU
denominada T-6 Texan II), l’Armée de l’air o la propia fuerza aérea suiza para la formación de
sus pilotos.
El festival aéreo del domingo, con el que hemos despedido a nuestro querido “culopollo”, ha
quedado marcado por el incidente del Eurofighter del Ala 11. Mientras realizaba su exhibición
sobre las playas del Mar Menor ha sufrido el impacto con un ave, que ha roto el windscreen, la
parte delantera fija de la cúpula. El capitán exhibidor del Ala 11, haciendo gala de una
preparación y una sangre fría extraordinarias, ha conseguido dominar el avión y hacerlo
aterrizar sin novedad en la pista de San Javier. Un gran susto que pone de manifiesto los
riesgos inherentes al vuelo y la gran formación de nuestros pilotos.
