El consejo de ministros de este pasado martes 20 de junio ha aprobado el aumento del techo de gasto para la adquisición de 16 nuevos aviones C-295W, seis de patrulla marítima y diez de vigilancia marítima, para el Ejército del Aire y del Espacio, por un presupuesto global de 1730 millones de euros, que incluirá el necesario soporte logístico integrado.

Una prueba más de que, como sucede en cualquier país serio, la convocatoria de elecciones no ha paralizado los programas de inversión en Defensa, que son, sin duda, una política de Estado.

Un avión de diseño y fabricación española

Estos aviones, de diseño y fabricación española, serán ensamblados en la factoría de Airbus en el aeropuerto de San Pablo, Sevilla, lo que repercutirá muy positivamente en la actividad de esta planta industrial que mantiene casi 2000 empleos directos muy cualificados y en la que también se producen todos los A-400M, que vuelan en la RAF británica, la Luftwaffe alemana o el Armée de l’Air francés, además de, por supuesto, en el Ala 31 de nuestra fuerza aérea.

Los C-295 fabricados en Sevilla son todo un éxito de exportación de la industria española. Desde comienzos de siglo, cuando se incorporaron los primeros C-295 a nuestro Ejército del Aire, han sido fabricados 278 aviones para 35 usuarios. Entre los pedidos más recientes destacan 16 aviones en versión de rescate para Canada o 56 aviones de transporte táctico para La India.

El sustituto del P-3M Orión

Los seis aviones de patrulla marítima encargados ahora permitirán recuperar una parte de las capacidades perdidas con la reciente baja, a finales del año pasado, de los últimos cuatro P-3M Orión de lucha antisubmarina que quedaban en servicio.

Este tipo de aeronaves son imprescindibles para una nación eminentemente marítima como es España, rodeada de mares y océanos y con un estrecho por donde navega una parte muy importante del tráfico marítimo mundial.

Sin ellos la capacidad de buscar y en su caso atacar submarinos ha desaparecido casi totalmente, quedando para esta misión únicamente las fragatas y helicópteros de la Armada. Pero el radio de acción que permite un avión es mucho más grande que el de las fragatas y por tanto son un medio esencial en cualquier nación que quiera tener el control efectivo de sus aguas territoriales.

Los nuevos C-295W de lucha antisubmarina irán equipados con radar de superficie, cámaras infrarrojas, detector de anomalías magnéticas y lanzador de sonoboyas.

Estas últimas son especialmente determinantes en la localización de submarinos. Se lanzan en paracaídas desde el avión, quedan flotando en la superficie del mar y mediante un sonar son capaces de detectar submarinos sumergidos y enviar su localización al avión que las ha lanzado.

La capacidad de transportar un gran número de estas sonoboyas es determinante puesto que permiten cubrir una gran extensión marina en muy poco tiempo.

Además tendrán la capacidad de transportar hasta cuatro torpedos en sendos soportes bajo las alas, con los que, en caso necesario, atacar a los submarinos.

Nuevos aviones para el SAR

Los diez aviones de vigilancia marítima sustituirán, cuando sean dados de baja, a los ocho CN-235 VIGMA, también de fabricación española, que actualmente opera el Ejército del Aire y del Espacio.

Uno de ellos se encuentra permanentemente destacado en Yibuti desde donde colabora en la misión Atalanta de la Unión Europea para la lucha contra la piratería en el océano Índico.

Estos aviones, además de cumplir con esta misión internacional realizan misiones de búsqueda y rescate SAR (Search and Rescue) en las aguas de jurisdicción española, que se extienden por gran parte del Atlántico y, entre otras muchas misiones, son los encargados de localizar las pateras y cayucos con los que emigrantes procedentes del continente africano intentan llegar a nuestras costas huyendo de la miseria.

 

 

Más Artículos