La serie 'Aviadores por el Mundo' nos invita a conocer de cerca a los aviadores de las misiones internacionales del Ejército del Aire y del Espacio. La audacia, la preparación y el carácter expedicionario son protagonistas en cada despliegue. En su último episodio, nos acercan a los aviadores destacados en Islandia, en la base aérea de Keflavík, donde el Destacamento Aéreo Táctico Stinga mantiene la vigilancia del espacio aéreo de un país sin fuerza aérea propia.

Este destacamento, formado por 122 hombres y mujeres, despliega seis cazas F-18 del Ala 15, listos para actuar en cualquier momento con el sistema de alerta rápida QRA (Quick Reaction Alert) de la OTAN. La misión en Islandia no solo es estratégica para la seguridad atlántica, sino que refleja, una vez más, la capacidad de España para operar en entornos extremos fuera de nuestras fronteras.

El episodio de Islandia se suma a una serie de despliegues que forman un auténtico mapa global de la presencia española en la defensa aérea. Antes, en Florida, los aviadores españoles fueron testigos del lanzamiento del satélite SpainSat NG I en Cabo Cañaveral, un hito clave para las capacidades espaciales nacionales. En Australia, participaron en el ejercicio multinacional Pitch Black, trabajando junto a más de veinte países para fortalecer la interoperabilidad.

La vuelta al mundo dentro del Pacific Skies 24 es especialmente relevante porque engloba tres episodios clave: India, Australia y Alaska. En India, los pilotos españoles entrenaron junto a fuerzas locales en Sulur; en Australia, participaron en el ejercicio multinacional Pitch Black, donde más de veinte países fortalecen su cooperación; y en Alaska, España contribuyó en el exigente ejercicio Arctic Defender, operando junto a aliados como Alemania, Francia y Estados Unidos.

Además, la serie ha visitado otros escenarios donde el Ejército del Aire y del Espacio ha desplegado su compromiso: en Sicilia, donde el Destacamento Grappa vigila el tráfico ilegal de migrantes en el Mediterráneo; en Senegal, desde el Destacamento Marfil apoyando las operaciones en el Sahel; y en Gabón, desde el Destacamento Mamba, con misiones de apoyo en África central.

No podemos olvidar el primer episodio, dedicado a Estonia, donde el destacamento Ámbar protege un espacio aéreo sometido a tensiones constantes en el Báltico.

Cada uno de estos despliegues reafirma la condición del Ejército del Aire y del Espacio como una fuerza capaz de operar en cualquier latitud, desde el frío polar hasta las regiones tropicales y desérticas, con la tecnología y el entrenamiento necesarios para afrontar estos retos de la aviación militar actual. Este conjunto de misiones no solo garantiza la defensa colectiva sino que proyecta el prestigio y la profesionalidad de los aviadores españoles más allá de nuestras fronteras.

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